DANDO-COLLINS, Stephen. Calígula: El emperador loco de Roma. Madrid: La Esfera de los Libros, 2021, 312 pp. [ISBN: 9788491649700]

Stephen Dando-Collins es un novelista australiano y “aficionado a la Historia,” quien aun sin contar con ninguna clase de formación en la disciplina es ya autor de diez libros de divulgación sobre la antigua Roma, más uno sobre Ciro el Grande y un amplio abanico sobre la Historia militar contemporánea, obras siempre acompañadas por largos y comerciales subtítulos. Efectivamente, el carácter comercial de la obra aquí reseñada queda claro con un simple vistazo, con expresiones como que Germánico y Agripina Maior eran los “Megan y Harry de la Antigüedad” o un vergonzoso capítulo final donde el autor compara al emperador romano con el cuadragésimo quinto presidente de los Estados Unidos, llegando para ello a contradecirse a sí mismo en su valorización de Gaio y estableciendo paralelismos ciertamente ridículos. Una forma de acabar con mal sabor de boca una obra que, por lo demás, sorprende por gozar de cierta calidad; más allá de estos tintes comerciales que rebajan el discurso, la presencia de conclusiones demasiado precipitadas y con escasa base y lo reducido de la bibliografía, Dando-Collins consigue, siempre apoyándose en las muletas de Barrett y Winterling, alejarse de una caracterización de Gaio como un loco sádico, dando explicaciones racionales para sus actos de forma que el subtítulo del libro no se corresponde en realidad con su contenido; a esto se suma una calidad literaria que consigue enganchar al lector, tal vez el lado positivo de que sea obra de un novelista y no de un autor científico.

Teniendo lo dicho en cuenta, consideramos este un libro recomendable en lo que a divulgación se refiere aunque no deba ser tenido en cuenta en el contexto académico tanto por su comercialidad como por su escasa originalidad, pues en este aspecto es un pastiche de teorías externas, tomando unas cosas sí y otras no de cada autor, siendo los razonamientos propios del autor un tanto débiles; desde luego se echa en falta la huella de autoridades en el estudio del emperador, como Geoff Adams o Juan Pablo Alfaro, mostrando una documentación bastante superficial: la bibliografía es breve, mezcla fuentes primarias y secundarias y se engrosa con referencias que poco o nada tienen que ver con Gaio, pasando por ocho obras del propio autor.

Frivolidades, comparaciones absurdas y falta de documentación; que a pesar de todo ello recomendemos este libro no es algo positivo. Si debemos darle el pase, es solo porque ante la continuidad que la divulgación sobre Gaio da a la leyenda negra a su alrededor, cualquier obra que se muestre mínimamente escéptica supone un progreso. En el momento en que historiadores rigurosos empiecen a cuestionarse lo que los autores senatoriales nos dicen sobre un emperador que se opuso frontalmente a ellos, cuando los estudios sobre la leyenda negra caliguliana calen en la imagen que la academia tiene del emperador, nos alegraremos de no tener que recomendar esta obra. Tras esta valoración general, pasamos a desglosar el contenido del libro.

Cuenta esta biografía con 29 capítulos, que no podemos detenernos a describir individualmente, por lo que los agruparemos en bloques. Los capítulos I-V (pp. 19-62) tratan la infancia de Gaio junto a Germánico, o más bien la vida de Germánico desde el nacimiento de su hijo menor hasta su muerte, pues se habla más del éxito contra Arminio, la relación con Tiberio o los conflictos con Pisón que de cómo este periodo pudo afectar al niño.

Los capítulos VI-IX (pp. 63-90) nos hablan de la época de Sejano y el traslado de Gaio a Capri. No salen precisamente favorecidas las imágenes de Tiberio ni de Livia, cuya leyenda negra se traslada acríticamente. Se agradece no obstante que el autor se fije en las amistades y relaciones del emperador que hunden sus raíces en estos momentos, y también que trate de justificar el comportamiento conformista de Gaio ante las supuestas depravaciones de su abuelo sin comprar la psicopatía que nos vende Suetonio.

El capítulo X (pp. 91-108) se refiere a los primeros tiempos, positivos, del reinado de Gaio, para en el XI (pp. 109-120) usar la enfermedad del emperador como cesura que da paso al mal reinado, un clásico historiográfico que algunos autores han puesto en duda. Se dedica amplio espacio a enumerar los personajes más relevantes de la administración, reyes clientelares y personajes importantes, se destacan las obras edilicias y las medidas populistas, y se adjudica a Macrón el papel de mano derecha del emperador, guiándole en su buen hacer. Para la enfermedad, se aceptan los tópicos historiográficos, dando paso a un cambio radical en la personalidad del emperador y una serie de actos de dudosa moralidad.

Los capítulos XII-XXV (pp. 121-256) tratan el resto del reinado, con una especial atención en las aventuras germana y britana, lo que cuadra con el interés del autor por la Historia militar. Se va relatando a trozos, de una forma literariamente inteligente, el problema en torno a la estatua del templo de Salomón. Se habla de la pasión de Gaio por las carreras, de sus múltiples casamientos, se dan explicaciones racionales al episodio del puente de barcos de Baias, se dedica un capítulo a la relación con Séneca, se trata especialmente la amistad con Herodes Agripa y se da credibilidad a las ínfulas divinas del emperador. Son narrados todos los acontecimientos básicos del reinado, unos con más desarrollo que otros y alternando el escepticismo con momentos acríticos, para terminar con dos capítulos dedicados a narrar, con calma y de una forma literaria que se deja disfrutar, el episodio del asesinato.

Los capítulos XXVI y XXVII (pp. 257-270) nos hablan de Claudio y Nerón, como epílogo al reinado de Gaio. Cabría esperar un análisis de la influencia de Claudio en la memoria de Gaio y una comparativa entre los dos “malos emperadores” Julio-Claudios, pero realmente lo que encontramos son breves resúmenes de sus reinados, finalizando con “Y así acaba la historia de Calígula, su fatídica familia y sus a menudo infortunados amigos.” Dos capítulos que bien se podrían suprimir, usados para ver cómo terminó la familia de Gaio.

En el capítulo XXVIII (pp. 271-278) se plantea el problema de la cordura del emperador. Tras enumerar una serie de enfermedades que podrían influir en su comportamiento, Dando-Collins se decanta por el trastorno bipolar como la explicación más adecuada, aparecido o agudizado en el momento de la enfermedad. Siendo buenos conocedores del debate sobre los posibles problemas mentales de Gaio, esta explicación nos parece apresurada, y el autor no reconoce ninguno de los argumentos en contra.

En el capítulo XXIX (pp. 279-290), aprovechando una analogía popular en la prensa en el momento en que se publicó el libro, el autor compara a Gaio con Donald Trump. Se citan numerosos comentarios de prensa sobre este tema y se establecen supuestos paralelismos entre las personalidades de ambos dirigentes, aunque en un ataque al estadounidense se admite que el emperador dejó un mayor margen al progreso con sus medidas de gobierno. En nuestra opinión es un capítulo muy recomendable para todo aquel que quiera reírse un poco, pues damos por hecho que ninguna persona con dos dedos de frente puede tomarse en serio algo como esto.

Lucas Tamargo López
Universidad de Oviedo
lucastamargo01@gmail.com